Hoy mientras veía tv en la mañana una persona especialista en movimientos sociales (a propósito de la revolución de los secundarios ) dijo que estos eran tales cuando los elementos que gatillaban dicho proceso, no solo tenían que ver con cosas puntuales y contingentes, (tipo pase y psu), sino que tocaban los valores fundamentales que conforman la sociedad, según esta persona los secundarios conformaron un movimiento histórico al tocar en sus planteamientos el tema de la calidad de la educación. Y aunque concuerdo con eso, me parece que le faltó fundamento para explicitar a que se refiere la calidad de la educación.
A tan manoseado concepto dedico la presente.
Para exigir educación de calidad es necesario definir a priori el concepto de calidad y luego que entendemos por educación de calidad.
Calidad no es otra cosa que un conjunto de características o atributos que se le otorgan a algo lo que sea, independiente si éstas son positivas o negativas, el concepto en si mismo no establece esa distinción.
En educación, la calidad se concibe como un conjunto de características del CURRICULUM que hacen al proceso educativo pertinente, eficiente, eficaz, y significativo para todos los actores del a comunidad educativa.
Siendo estos efectos producto de un currículo activo, centrado en los alumnos, que considere en la enseñanza los aprendizajes previos de los estudiantes, así como sus necesidades e intereses en todo momento.
En otras palabras el Currículo completo debe estar construido a partir de las necesidades e intereses de los educandos, y rearticularse permanentemente en torno a ellos. Pues en estricto rigor son ellos quienes construyen su propio aprendizaje y no los docentes. Los docentes median y generan condiciones para que los estudiantes construyan su propio conocimiento.
Desde ahí es donde se incuban las demandas estudiantiles, que se encuentran actualmente en una etapa de institucionalización de discurso.
Es de esperar, que institucionalización de discurso a la que se ven convocados los cabros, no le reste ni fuerza ni atractivo a sus planteamientos iniciales.
Es de esperar que los Objetivos generales y específicos que establezca el Consejo asesor de educación, sean por una parte “evaluables” en cuanto a su efectividad y cumplimiento, y por otra que no favorezcan solo a quienes los construyen. Sino que estimule la implementación de un curriculum de calidad, desde un enfoque constructivista.
Es de esperar que dentro de toda esa bazofia de intelectualismo teñido de intereses político-económico, se asuman íntegramente las demandas de los educandos.
Y se cambie finalmente la visión latina-clásica de educación, que concibe a los
a-lumnos como seres sin luz que hay que llenar de conocimiento. Y se piensen a los estudiantes como seres que tienen conocimientos intrínsecos que deben sacar de sí a favor de su propio aprendizaje.
m_m
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