A propósito del olor a clavel.

Es raro cuando te dicen que vas a morir todo lo que has hecho en la vida cobra un sentido diferente, hasta las cosas más simples cobran un sentido trascendental.
Siempre encontré muuuy mula esas reflexiones agonizantes, demasiado autocompasivas y lastimosas para ser cierto, sin embargo, tras ser informada del nefasto resultado de mis exámenes de sangre, de pronto cobraron un particular sentido en mi mente.
Es más raro aún que en este preciso momento de mi vida, me den esta noticia, precisamente ahora que pensé que había entendido algo, precisamente ahora que creía que estaba todo bien, precisamente ahora que era tan feliz. No es que no sea feliz ahora que se que lo que me espera, pero la noticia es al menos desconcertante.

Me voy a morir a los 30 años. No tengo nada que decir.
No hay nada que quiera vivir, y no haya vivido ya a los 23 años.
Fui muy egoísta también fui demasiado demasiado generosa.
Estudié y Trabajé en algo que amaba y me hacía muy feliz.
Probé muchas drogas distintas.
Tuve sexo en grupo.
Viajé mucho. Conocí más. Conocí lugares realmente inspiradores.
Viaje más allá de los límites del cuerpo. Y conocí cosas que en la tierra jamás hubiese visto.
Creo que hice feliz a mucha gente y mucha gente me hizo muy feliz. Creo que fui más feliz que infeliz.
Fui a muchos conciertos de rock, rap, jazz y punk.
Escribí un libro.
Tuve una familia que me amaba y respetaba.
Estuve en la pieza oscura, debajo de mi escritorio hincada y con las manos en la cabeza. Luego salí y estuve muy bien por mucho tiempo. Hasta ahora.
No puedo tomar más, mi cuerpo lee el alcohol como un ácido deletéreo que me está quemando silenciosamente, si no me hubiese hecho ese examen nunca lo hubiese siquiera sospechado.
Antes de morir espero liberarme de todas mis limitaciones.

(Me río sola a causa del miedo, no puedo pensar, no puedo llorar.
Nunca en mi vida no había podido llorar, el miedo me corroe.)


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